Miles de cubanos acuden a los cajeros automáticos con la esperanza de extraer dinero para cubrir sus necesidades básicas. La mayoría lo hace alrededor del día 10 de cada mes, cuando reciben sus salarios. La realidad es verdaderamente frustrante: la mayoría no funcionan y, cuando lo hacen, suelen quedarse sin dinero rápidamente. Esto obliga a los usuarios a buscar alternativas, como acudir a los bancos para retirar efectivo directamente en las cajas operadoras.
Joel, un usuario afectado dijo:
“Los cajeros son meramente responsabilidad del Banco Nacional y funcionan bastante mal.”
Las largas colas, los constantes problemas de conexión en la red bancaria, los cortes de electricidad y el límite impuesto por los bancos en la cantidad de dinero que se puede retirar han vuelto engorrosa y casi imposible la tarea de obtener efectivo.
Incluso cuando se logra superar las barreras y entrar al banco, persiste un obstáculo crítico: los límites de retiro. En un contexto de precios abusivos y una inflación descontrolada, los 2,000 pesos que muchos pueden extraer no son suficientes para cubrir las necesidades más básicas, generando descontento y frustración entre la población.
Aunque las plataformas digitales como Transfermóvil o EnZona permiten realizar pagos electrónicos, no resuelven el problema de fondo: cada vez es más complicado acceder al tu propio dinero, ya sea en efectivo o en tarjetas electrónicas, por otra parte no pocos lugares de ventas de productos y servicios exigen un pago en efectivo.
Por su parte, Roberto Pérez añadió:
“Queremos avanzar en la informatización del país, pero, por ejemplo, casi ningún cajero en Boyeros funciona. Esta situación irrita mucho a la población.”
El pasado 14 de diciembre de 2024, el desánimo y la molestia se hicieron más evidentes. Muchos que hicieron largas colas en los cajeros del Banco Metropolitano en Santiago de las Vegas, en La Habana se fueron con las manos vacías, ya que los dispositivos se quedaron sin dinero.
Caridad, una residente de la zona compartió su angustia:
“Es tremenda la situación. No poder sacar el dinero por el que tanto sudas todo el mes es desesperante. Yo no quiero mi dinero para comprar cigarros, sino para comer.”
Es imposible ignorar la gravedad de esta situación. La falta de acceso al dinero que los ciudadanos necesitan desesperadamente evidencia una mala gestión gubernamental. Mientras los cubanos se enfrentan a estas dificultades, una vez más se ven obligados a resistir. Cansados, pero determinados, tendrán que buscar soluciones ante un sistema que, lejos de aliviar sus problemas, los agrava.
Esta realidad cotidiana pone en jaque la paciencia y la resiliencia de un pueblo que, aunque acostumbrado a sortear obstáculos, se encuentra al límite de su capacidad de resistencia.