Starlink, el servicio de internet satelital propiedad del magnate Elon Musk, ha comenzado a venderse en el mercado informal cubano a un precio aproximado de 2,000 dólares.
Ese es el precio que aparece en algunos anuncios de Revolico, el sitio de anuncios clasificados más popular en Cuba, donde también se encuentran personas solicitando el servicio.
Este servicio proporciona internet de alta velocidad. El kit estándar inicial, que incluye el equipo necesario para conectarse, tiene un valor de aproximadamente 600 dólares en Estados Unidos. La versión de última generación cuenta con una antena que integra el router, lo que facilita su transporte.
Después de adquirir el kit inicial, es necesario pagar una mensualidad, cuyo costo varía según el plan seleccionado.
Existen varios planes disponibles. El plan residencial tiene un costo mensual de 120 dólares, y la antena debe permanecer en un lugar fijo; de lo contrario, el servicio podría ser suspendido. El segundo plan, denominado “roaming”, ofrece dos modalidades: una con 50 GB por 50 dólares mensuales y otra ilimitada por 165 dólares. Ambos permiten hacer roaming durante dos meses; después de ese tiempo, el usuario corre el riesgo de que el servicio sea suspendido por no cumplir con los términos de uso.
El tercer plan, el más costoso, permite disfrutar del servicio desde cualquier parte del mundo. Ofrece 50 GB por 250 dólares o 1 terabyte por 1,000 dólares.
En Cuba, las personas que adquieren el dispositivo por altos precios suelen optar por el plan de 165 dólares. Sin embargo, una vez que pasan los dos meses iniciales, se ven obligados a cambiar al plan de 250 dólares para evitar quedarse sin servicio.
Uno de los problemas más significativos es el pago del servicio. Desde Cuba, es complicado realizar pagos en línea a una empresa estadounidense, por lo que muchos usuarios dependen de familiares o amigos en Estados Unidos u otros países para cumplir con los pagos mensuales.
Además, traer la antena a Cuba representa un desafío. Las autoridades aduaneras pueden confiscar los dispositivos o incluso abrir un caso legal contra quienes intentan introducirlos al país.
La situación en Venezuela
En Venezuela, el servicio de Starlink ha ganado mayor terreno, y muchos usuarios están sorteando las restricciones de ubicación con antenas “hackeadas” que logran eludir este bloqueo. Según reportes en el grupo de Telegram “Starlink Venezuela“, estas antenas modificadas permiten a los usuarios conectarse, a pesar de que la compañía estadounidense advierte que “si su nueva ubicación no se encuentra en un territorio autorizado (marcado como ‘Disponible’ o ‘Lista de Espera’ en el mapa de Starlink), su servicio puede ser suspendido de inmediato”.
Otra forma de evitar las restricciones de ubicación en Venezuela es comprar antenas que hayan sido adquiridas en países como Colombia.
En muchos casos, los propietarios de antenas Starlink se convierten en una especie de ISP (Proveedor de Servicios de Internet) por cuenta propia, ofreciendo el servicio a terceros y generando ingresos para cubrir el costo mensual, lo que les permite sobrevivir económicamente. Sin embargo, en Cuba, este tipo de actividad es ilegal y puede conllevar graves sanciones, incluidas penas de cárcel.
El Ministerio de Comunicaciones de Cuba (MINCOM) mantiene reglas estrictas sobre el acceso a internet. Solo ETECSA (Empresa de Telecomunicaciones de Cuba), que tiene el monopolio de las telecomunicaciones en la isla, está autorizada para ofrecer servicios de internet.
Es importante no confundir Starlink con el servicio “Direct to Cell“, que se espera implementar en los próximos meses. A diferencia de Starlink, Direct to Cell no requerirá un dispositivo terrestre para conectarse. Los usuarios podrán acceder a internet satelital directamente desde sus teléfonos móviles.
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